Pequeños hábitos, grandes resultados

POR LAIA ARCONES

Pequeños hábitos, grandes resultados.

“Hay hábitos atómicos: tan pequeños como una partícula, pero tan poderosos como un tsunami.”

Manos sosteniendo lámparas contra la naturaleza

Empezamos el año y no puedo dejar de pensar en la rutina automática en la que vivimos. 

Entramos en la rueda de hámster y sin darnos cuenta, repetimos y repetimos patrones…

Para poder convertirnos en una mujer mejor, tenemos que tomar decisiones mejores y tomar acción con cambios que puedan ser detonantes de nuestra vida. (Los japoneses le llaman “Kaizen” al proceso de mejora continua.)

No sirve establecer objetivos y propósitos si no tenemos sistemas para lograrlos.

Los pequeños cambios casi no se notan al principio, pero si los repetimos cada día, suman y generan resultados importantes con el tiempo. Aunque no veamos el impacto de inmediato, los hábitos pequeños pueden tener un gran efecto en nuestra vida, y pronto veremos los resultados.

Todo consiste en poner a trabajar los sistemas de rutinas a nuestro favor. ¿Qué potente, no?

En el libro revolucionario “Hábitos atómicos”, James Clear nos muestra precisamente cómo pequeños cambios pueden crecer y transformar nuestra carrera profesional, nuestras relaciones y todos los aspectos de nuestra vida. 

Lo hace en base a 4 leyes atómicas:

Ley 1: Hacerlo obvio

  • Registra tus hábitos actuales para tomar conciencia. En una hoja, apunta todo lo que realizas de manera habitual a lo largo del día. Esto te facilitará identificar lo que está dando resultados positivos y lo que no.
  • Encadenamiento de hábitos. (Programa su implementación a una hora y en un lugar concreto.)
  • Ajusta tu entorno para facilitar la incorporación de nuevos hábitos. Crea señales o recordatorios visuales que te motiven a llevar a cabo las nuevas prácticas. La clave es organizar tu entorno de manera que te aliente y simplifique la ejecución de tus nuevos hábitos.

Ley 2: Hacerlo atractivo

  • Asocia una acción deseada con una necesaria para realizarlas simultáneamente y facilitar su incorporación.
  • Incorpórate a un grupo donde el comportamiento que deseas adoptar sea común; por ejemplo, si quieres mejorar tus habilidades de hablar en público, únete a un grupo de teatro local.

Ley 3: Hacerlo fácil

  • Simplifica el proceso. Minimiza los obstáculos para llevar a cabo el hábito.
  • Optimiza tu entorno para facilitar la ejecución.
  • Aplica la regla de los dos minutos. Simplifica los hábitos hasta que puedas completarlos en dos minutos o menos.
  • Automatiza tus hábitos para realizar ciertos comportamientos de manera automática, eliminando la necesidad de tomar decisiones y actuar en cada ocasión.

Ley 4: Hacerlo satisfactorio

  • Refuerza el comportamiento premiándote con una recompensa inmediata al completar el hábito. Disfruta de algo bueno y saludable.
  • No hacer nada como una opción viable. Crea una forma de ver la parte positiva.
  • Establece y actualiza a diario un registro de tus hábitos. Este acto ayuda a fortalecer el compromiso y a mantener la continuidad para no interrumpir la secuencia.
  • Evita fallar dos veces seguidas. Para evitar equivocarte e incluso llegar a rendirte.

¿Cómo eliminar los malos hábitos?

  • Minimiza tu exposición a las condiciones que desencadenan el comportamiento no deseado. Elimina los disparadores o indicios de tus malos hábitos del entorno.
  • Vuelve poco atractivo el hábito no deseado. Identifica y resalta las ventajas de evitar tus malos hábitos. 
  • Aumenta la fricción. Introduce obstáculos y crea dificultades para llevar a cabo los malos hábitos.
  • Crea un acuerdo de hábitos en el que determines qué consecuencia enfrentarás si no cumples con el hábito que te has propuesto.
  • Pide a un amigo que te apoye y supervise tus hábitos, puede ser motivadora…

Hombre sosteniendo megáfono frente a su cara

Visto esto entonces, ¿cómo planificar tus nuevas rutinas?

  1. Desactiva el modo automático:

La mayoría de nosotras vivimos en piloto automático, atrapadas en hábitos y rutinas repetitivas. Nos sumergimos en la rutina diaria, siempre ocupadas, y al final del día nos preguntamos: “¿Qué he hecho hoy para aprovechar el día?”. 

Toma control consciente del tiempo y comienza a liderar tu agenda. Eres la única responsable, así que dedica tiempo a planificar.

  1. Haz que lo crucial sea lo prioritario:

Define una prioridad diaria y asegúrate de programar tiempo para ello. No podemos abordarlo todo de una vez, pero sí dedicar un poco cada día a lo verdaderamente importante. Crea una “ventana de tiempo” para aquellas cosas que son realmente prioritarias para ti.

  1. Evita las distracciones infinitas:

Las redes sociales, los correos incesantes, las series en Netflix… ¿Te has preguntado cuánto tiempo necesitarías para ver todo ese contenido?

Práctica un ayuno digital; limita la consulta de estos canales a un horario específico y no dejes que dominen tu día a día.

A mi me ayuda recordar que ni en 30.000 vidas podría consumir tanto contenido…

  1. Dirige tu atención como un láser:

Tu enfoque es valioso. Nos lleva al menos 10 minutos concentrarnos en la tarea más pequeña que se nos ocurra.

Evita el multitasking, las interrupciones y las distracciones… Una manera de ganar tiempo es mejorar la productividad en lugar de hacer más cosas; se trata de hacer mejor las cosas importantes.

  1. Protege tu energía como un tesoro:

Si deseas energía para tu mente, cuida tu cuerpo. Come de forma saludable, duerme en la oscuridad, haz ejercicio, conecta con la naturaleza, mantén conversaciones nutritivas y desconéctate de las redes… Nada nuevo, pero mucho que a menudo ignoramos.

En resumen…

Cultivar pequeños hábitos puede conducir a resultados extraordinarios. Aplica las 4 leyes fundamentales para transformar tu vida mediante cambios simples pero poderosos. Desde hacerlo obvio hasta hacerlo satisfactorio, cada ley ofrece un enfoque práctico para incorporar hábitos positivos y potenciar tu crecimiento personal. 

Crea hábitos que te nutran, que te empoderen. Construye SISTEMAS que te acerquen a esa mujer en la que quieres convertirte.

Te invito a reflexionar donde van a llevarte tus hábitos actuales y qué podrías hacer para llegar donde quieres.

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