Pequeños hábitos, grandes resultados.
“Hay hábitos atómicos: tan pequeños como una partícula, pero tan poderosos como un tsunami.”
Empezamos el año y no puedo dejar de pensar en la rutina automática en la que vivimos.
Entramos en la rueda de hámster y sin darnos cuenta, repetimos y repetimos patrones…
Para poder convertirnos en una mujer mejor, tenemos que tomar decisiones mejores y tomar acción con cambios que puedan ser detonantes de nuestra vida. (Los japoneses le llaman “Kaizen” al proceso de mejora continua.)
No sirve establecer objetivos y propósitos si no tenemos sistemas para lograrlos.
Los pequeños cambios casi no se notan al principio, pero si los repetimos cada día, suman y generan resultados importantes con el tiempo. Aunque no veamos el impacto de inmediato, los hábitos pequeños pueden tener un gran efecto en nuestra vida, y pronto veremos los resultados.
Todo consiste en poner a trabajar los sistemas de rutinas a nuestro favor. ¿Qué potente, no?
En el libro revolucionario “Hábitos atómicos”, James Clear nos muestra precisamente cómo pequeños cambios pueden crecer y transformar nuestra carrera profesional, nuestras relaciones y todos los aspectos de nuestra vida.
Lo hace en base a 4 leyes atómicas:
Ley 1: Hacerlo obvio
- Registra tus hábitos actuales para tomar conciencia. En una hoja, apunta todo lo que realizas de manera habitual a lo largo del día. Esto te facilitará identificar lo que está dando resultados positivos y lo que no.
- Encadenamiento de hábitos. (Programa su implementación a una hora y en un lugar concreto.)
- Ajusta tu entorno para facilitar la incorporación de nuevos hábitos. Crea señales o recordatorios visuales que te motiven a llevar a cabo las nuevas prácticas. La clave es organizar tu entorno de manera que te aliente y simplifique la ejecución de tus nuevos hábitos.
Ley 2: Hacerlo atractivo
- Asocia una acción deseada con una necesaria para realizarlas simultáneamente y facilitar su incorporación.
- Incorpórate a un grupo donde el comportamiento que deseas adoptar sea común; por ejemplo, si quieres mejorar tus habilidades de hablar en público, únete a un grupo de teatro local.
Ley 3: Hacerlo fácil
- Simplifica el proceso. Minimiza los obstáculos para llevar a cabo el hábito.
- Optimiza tu entorno para facilitar la ejecución.
- Aplica la regla de los dos minutos. Simplifica los hábitos hasta que puedas completarlos en dos minutos o menos.
- Automatiza tus hábitos para realizar ciertos comportamientos de manera automática, eliminando la necesidad de tomar decisiones y actuar en cada ocasión.
Ley 4: Hacerlo satisfactorio
- Refuerza el comportamiento premiándote con una recompensa inmediata al completar el hábito. Disfruta de algo bueno y saludable.
- No hacer nada como una opción viable. Crea una forma de ver la parte positiva.
- Establece y actualiza a diario un registro de tus hábitos. Este acto ayuda a fortalecer el compromiso y a mantener la continuidad para no interrumpir la secuencia.
- Evita fallar dos veces seguidas. Para evitar equivocarte e incluso llegar a rendirte.
¿Cómo eliminar los malos hábitos?
- Minimiza tu exposición a las condiciones que desencadenan el comportamiento no deseado. Elimina los disparadores o indicios de tus malos hábitos del entorno.
- Vuelve poco atractivo el hábito no deseado. Identifica y resalta las ventajas de evitar tus malos hábitos.
- Aumenta la fricción. Introduce obstáculos y crea dificultades para llevar a cabo los malos hábitos.
- Crea un acuerdo de hábitos en el que determines qué consecuencia enfrentarás si no cumples con el hábito que te has propuesto.
- Pide a un amigo que te apoye y supervise tus hábitos, puede ser motivadora…
Visto esto entonces, ¿cómo planificar tus nuevas rutinas?
- Desactiva el modo automático:
La mayoría de nosotras vivimos en piloto automático, atrapadas en hábitos y rutinas repetitivas. Nos sumergimos en la rutina diaria, siempre ocupadas, y al final del día nos preguntamos: “¿Qué he hecho hoy para aprovechar el día?”.
Toma control consciente del tiempo y comienza a liderar tu agenda. Eres la única responsable, así que dedica tiempo a planificar.
- Haz que lo crucial sea lo prioritario:
Define una prioridad diaria y asegúrate de programar tiempo para ello. No podemos abordarlo todo de una vez, pero sí dedicar un poco cada día a lo verdaderamente importante. Crea una “ventana de tiempo” para aquellas cosas que son realmente prioritarias para ti.
- Evita las distracciones infinitas:
Las redes sociales, los correos incesantes, las series en Netflix… ¿Te has preguntado cuánto tiempo necesitarías para ver todo ese contenido?
Práctica un ayuno digital; limita la consulta de estos canales a un horario específico y no dejes que dominen tu día a día.
A mi me ayuda recordar que ni en 30.000 vidas podría consumir tanto contenido…
- Dirige tu atención como un láser:
Tu enfoque es valioso. Nos lleva al menos 10 minutos concentrarnos en la tarea más pequeña que se nos ocurra.
Evita el multitasking, las interrupciones y las distracciones… Una manera de ganar tiempo es mejorar la productividad en lugar de hacer más cosas; se trata de hacer mejor las cosas importantes.
- Protege tu energía como un tesoro:
Si deseas energía para tu mente, cuida tu cuerpo. Come de forma saludable, duerme en la oscuridad, haz ejercicio, conecta con la naturaleza, mantén conversaciones nutritivas y desconéctate de las redes… Nada nuevo, pero mucho que a menudo ignoramos.
En resumen…
Cultivar pequeños hábitos puede conducir a resultados extraordinarios. Aplica las 4 leyes fundamentales para transformar tu vida mediante cambios simples pero poderosos. Desde hacerlo obvio hasta hacerlo satisfactorio, cada ley ofrece un enfoque práctico para incorporar hábitos positivos y potenciar tu crecimiento personal.
Crea hábitos que te nutran, que te empoderen. Construye SISTEMAS que te acerquen a esa mujer en la que quieres convertirte.
Te invito a reflexionar donde van a llevarte tus hábitos actuales y qué podrías hacer para llegar donde quieres.