¿Te has sentido alguna vez impostora?
El síndrome de la impostora, ese sentimiento persistente de no merecer nuestros logros y temer ser “descubiertas” como un fraude, es una realidad para muchas mujeres en el ámbito personal y profesional.
Aunque no es exclusivo del género femenino, las investigaciones sugieren que este fenómeno afecta de manera desproporcionada a las mujeres debido a una combinación de factores sociales, culturales y neurológicos.
¿Qué es el síndrome de la impostora?
Este término fue acuñado en 1978 por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes, quienes identificaron este patrón de pensamiento en mujeres altamente exitosas que, a pesar de sus logros, sentían que su éxito era inmerecido y atribuible a la suerte o a la ayuda de otros. Estas mujeres vivían con un miedo constante a ser descubiertas como un “fraude”.
En la actualidad mujeres influyentes y poderosas han seguido reconociendo que a pesar de sus éxitos tienen este síndrome también.
Evidencias científicas sobre el síndrome de la impostora
¿Por qué se da más en mujeres que en hombres?
He querido investigar porqué ocurre este síndrome, especialmente en las mujeres y aquí te detallo las diferentes evidencias que ha recogido la neurociencia que lo explican:
1. Factores socioculturales
Las mujeres suelen estar más expuestas a estereotipos y expectativas de género, que impactan profundamente en su percepción de competencia.
- Estudios de género en educación: Investigaciones como las de Eliot (2010) muestran que desde temprana edad, las niñas reciben menos estímulos en áreas como matemáticas y ciencias, reforzando la idea de que no son “naturalmente” aptas para estos campos.
- Representación en roles de liderazgo: La falta de modelos femeninos en posiciones de poder aumenta la presión sobre las mujeres en estos roles, llevándolas a cuestionar si realmente merecen estar allí.
2. Diferencias neurológicas
- Las mujeres suelen tener mayor activación en áreas del cerebro relacionadas con la autocrítica, como la corteza prefrontal, lo que puede intensificar las dudas sobre sus capacidades.
- Cambios hormonales, especialmente en momentos como el ciclo menstrual, pueden intensificar la ansiedad y los pensamientos de insuficiencia, exacerbando el síndrome de la impostora.
3. Relación con la ansiedad y la perfección
- El síndrome de la impostora está estrechamente relacionado con la ansiedad, un trastorno que afecta al doble de mujeres que hombres. Las mujeres suelen ser más autocríticas y buscan alcanzar estándares poco realistas, lo que refuerza la sensación de no ser suficientes.
- Estudios longitudinales muestran que las mujeres en posiciones de liderazgo tienden a experimentar más burnout, en parte debido a la constante necesidad de “probar su valía” en ambientes dominados por hombres.
Experimentos clave que explican el fenómeno
Te cuento algunos estudios que avalan esta realidad y encuentro muy interesante:
1. Estudios sobre autoevaluación de habilidades
En un experimento clásico de Kay y Shipman (2014), se pidió a hombres y mujeres que calificaran sus propias habilidades después de completar una tarea compleja. Los resultados mostraron que los hombres tienden a sobreestimar sus capacidades, mientras que las mujeres, aunque tuvieran resultados iguales o superiores, calificaron sus habilidades por debajo de lo real. Esto refuerza cómo las mujeres internalizan el éxito como “suerte” o “ayuda externa”.
2. Experimentos sobre roles de género y desempeño
Un estudio liderado por Geis et al. (1984) mostró que cuando las mujeres eran colocadas en roles tradicionalmente masculinos, como líderes en debates, recibían críticas más duras tanto de hombres como de mujeres del grupo. Esta retroalimentación negativa alimenta el síndrome de la impostora al aumentar el miedo al fracaso.
3. El efecto de la representación en modelos femeninos
Un estudio publicado en Psychological Science (2018) demostró que exponer a niñas y mujeres jóvenes a modelos femeninos exitosos reduce significativamente la percepción de incapacidad. Cuando se elimina la falta de representación, las mujeres son más propensas a atribuirse el mérito de sus logros.
¿Qué estrategias puedes usar para combatir el síndrome de la impostora?
No todo son malas noticias, está en nuestra mano moldear nuestro cerebro. Te cuento cómo hacerlo:
Desde la neurociencia
- Practicar la autocompasión: Estudios como los de Kristin Neff (2012) demuestran que la autocompasión disminuye la activación de áreas cerebrales asociadas con la autocrítica y refuerza la autoestima. Pon consciencia en cómo te hablas.
- Entrenamiento de la neuroplasticidad: Actividades como la meditación o el aprendizaje continuo fortalecen la corteza prefrontal y ayudan a reestructurar pensamientos negativos.
Desde el entorno laboral
- Mentoría y modelos a seguir: Fomentar la presencia de mujeres líderes y la formación de redes de apoyo ayuda a reducir la presión que genera el síndrome de la impostora. Si quieres que te ayude a ello, escríbeme y te cuento las iniciativas que estoy llevando a cabo.
- Feedback basado en habilidades: Las empresas deben proporcionar retroalimentación objetiva, enfocada en resultados y no en percepciones subjetivas influenciadas por estereotipos. ¿Cómo lo hacen en tu empresa? Tener procesos objetivizados es clave.
A nivel personal
- Reconocer logros: Llevar un registro de tus éxitos puede ayudarte a ver evidencias tangibles de tus capacidades. ¡Estoy convencida que tienes mucho que reconocer!
- Reformular los pensamientos limitantes: haz un trabajo consciente con tus creencias limitantes. Por ejemplo, cambia “Tuve suerte” por “Mi esfuerzo me llevó hasta aquí”.
Cuando una habla, hablamos todas.
El síndrome de la impostora no es una debilidad personal, sino un fenómeno profundamente influenciado por factores sociales y biológicos. Aunque las mujeres están más expuestas a este síndrome, la neurociencia y el cambio cultural ofrecen herramientas para superarlo.
Recuerda: “Ya lo has demostrado antes. Eres la autora de tu propio éxito.”
¿Qué estrategias aplicas tú para superar estos pensamientos? 💪
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