¿Sabes cómo crear un discurso redondo? Al dar cualquier discurso, charla, presentación, hay que tener en cuenta que dos de los momentos más importantes son el principio y el final. Si logramos realizar un discurso con un inicio y final relacionados, éste resulta mucho más completo y tiene más fuerza, ya que al llegar al final se entiende que la presentación se ha terminado. Con ello, se consigue un discurso más memorable, dotándolo de intencionalidad y rotundidad, especialmente si se refuerza el mensaje principal a transmitir.
¿Cómo realizarlo? Aquí van 7 fórmulas habituales que he expresado en formato de casos:
- Historia/ Anécdota: explica una historia que plantea un problema, como Lluís que contaba que: “Hay algunos restaurantes que no venden y no saben por qué, ya que llevan haciendo lo mismo que en los últimos 30 años y ahora no les funciona… Mi amigo Paco decía que no entiende porqué ahora tiene pérdidas con su restaurante ya que él no ha cambiado nada y me preguntaba qué tenía que hacer. Hay mucha gente adversa al cambio.” Explicó los motivos de por qué nos resistimos al cambio y la importancia de reinventarse e innovar, dando ejemplos varios de best practices. Al final retomó la historia, contando la solución: “Al inicio os he hablado de Paco, que me preguntaba que tenía que hacer para reflotar su negocio ¿os imagináis que le respondí? Que se tenía que reinventar y renovar para adaptarse a la situación actual. Me hizo caso y creó una nueva franquicia que hoy en día le va de fábula y está en constante evolución. Así es la vida, reinventarse o morir.”
- Pregunta cerrada: María inició su discurso preguntando “Cuantos de vosotros conocen la leyenda del Conde Drácula?” Después de explicar con todo detalle su leyenda durante más de 10 minutos, al final repitió la pregunta y toda la audiencia alzó la mano, reafirmando lo que acababan de aprender.
- Pregunta abierta: Marc empezó su discurso con una pregunta abierta: “¿Alguien me puede explicar qué son los millenials?” Nadie respondió. Marc explico el significado de su nombre, sus hábitos y comportamientos. Al final repite la pregunta y un valiente responde. La mayoría verifica que lo han entendido bien y se refuerza el mensaje principal resumiendo la respuesta.
- Promesa/Sorpresa: al inicio realizas una promesa y dices que al final la desvelarás. Por ejemplo, Jordi decía “Al final de mi presentación, sabréis el secreto mejor guardado para ser rico”. O como Laura que puso un objeto debajo de una sábana y decía que al final nos enseñaría que había ahí debajo (recordándolo en medio de la presentación para alargar el suspense). Es importante siempre desvelar el enigma para que no se sienta la audiencia frustrada. En el caso de Laura, debajo de la sábana tenía un experimento preparado para realizar y demostrar que lo que nos había contado sobre el PH era cierto.
- Frase provocativa: empiezas con una afirmación rotunda que descoloque a la gente y no se acabe de comprender, y acabas repitiendo esa frase, y complementándola con la explicación que has dado. Por ejemplo, Juan afirmó que al acabar su presentación todos habríamos cambiado de opinión respecto a grandes marcas como Nike y Apple. Después de sus argumentos durante más de 15 minutos, hizo mención a su inicio y nos preguntó si aún las veíamos con los mismos ojos. Nadie dijo que sí. Otro caso, es el de una agencia que inició su presentación diciendo que eran la mejor opción que podíamos contratar. Al acabar retomo la frase y dijo: “Como he empezado diciendo, somos la mejor opción que podéis contratar ya que, como habéis visto, no hay ninguna otra agencia en el mercado tan especializada en vuestro sector como nosotros y tenemos un gran valor añadido que ofreceros.”
- Recurso inicial (curiosidad, refrán, dicho, cita, chiste,…) repetido al final para resumir mensaje de la presentación. Ramón decía: “Al principio os contaba un chiste de un pastor. Si no queréis acabar como él, será mejor que…” . Retoma el recurso inicial y vincúlalo al mensaje de la presentación.
- Hilo conductor: este recurso consiste en repetir en cada parte del discurso la misma frase o pregunta. Por ejemplo, Miquel en su presentación afirmaba: “Dicen que si consigues 3 sí, el siguiente viene solo…” Explicó el primer punto de su discurso y preguntó: “Entonces estáis de acuerdo con lo que acabo de contar? Sí?” Todos dijimos sí. Después, explico el segundo y al acabar hizo la misma pregunta. E igual con el tercero. Al terminar, repitió las tres preguntas seguidas y añadió una cuarta que era: “¿Vais aplicar en vuestro día a día todo lo que habéis aprendido hoy?” Todos respondimos que sí (evidentemente).
Ahora ya no tienes excusas para no realizar un discurso redondo. Se trata de preparar un inicio y final relacionados.
¡Un truco! (contrario al sentido común) es planificar el inicio cuando ya tienes todo el discurso preparado y el final decidido, para que sea más fácil de relacionar el inicio con el final.
Si os preguntáis dónde he aprendido estos recursos, la respuesta es Toastmasters Barcelona (club colaborativo de oratoria y liderazgo). Si te interesa ir, esta es su web.
¿Conoces más fórmulas infalibles? Te invito a compartirlas en los comentarios.