Muchos son los datos que constatan que las mujeres somos invisibles, especialmente en el terreno profesional. No se trata de que no nos vean, si no de que no nos tienen en cuenta, no nos reconocen, no nos valoran…
Conversaciones interrumpidas, ideas rechazadas, candidaturas ignoradas, promociones no contempladas, madres discriminadas… Esto es el día a día que sufrimos la mayoría de mujeres, y en gran parte debido a los sesgos de género que frenan nuestras carreras profesionales.
No nos podemos permitir esta pérdida de talento femenino, que desmotiva, que infravalora, que empequeñece, que frustra… y menos en el momento actual.
Si a ti también te pasa, que sepas que no es por ti, es por el hecho de ser mujer.
Gritemos bien alto: ¡No soy invisible!
Hay mucho por hacer. Juntas multiplicamos.
¡Empecemos por trabajar nuestra visibilidad!